viernes, 11 de noviembre de 2011

Perfecta imperfeción.

Es apostar y es como un juego de azar, no sé si ganaré o perderé aunque también puede tener parecido a una simple o complicada partida de ajedrez en la que un solo movimiento puede hacer que lo ganes todo o que pierdas, pero para salir victorioso tan solo hay que pararse a pensar unos segundos, minutos, tu mundo se tiene que parar y en esos momentos tienes que dejar atrás tus miedos, inseguridades y las consecuencias para pensar tan solo, en una fracción de segundo, en ti misma, ser egocéntrica y pensar en tu propio beneficio aunque no olvidando a los demás. Después de pensar esos segundos o minutos en tu simple movimiento de fichas sacas conclusiones y todo se para, te das cuenta sometida a presión, que no, que te has equivocado al pensar y que no lo tienes que hacer, tan solo tienes que hacer lo primero que te salga del alma en ese momento, tomar decisiones sin pensar y con locura, porque a pesar de que seas pequeña, que todo desde abajo de la montaña parezca enorme y sientas que se te quede grande poco a poco, con tus virtudes e ignorando los malditos prejucios que solo sacan lo peor, cuando la escalas después de esfuerzo y superación y llegas a la cima, a esa gran cima difícil de alcanzar, desde allí te das cuenta que todo se vé pequeño, menos tus ganas de seguir, al ver todo pequeño cuando te miras, te ves grande y llena por una vez, pero grande y llena por dentro después de muchas cosas aprendidas en el camino y desde las alturas todo lo malo desaparece y tienes unas ganas locas de comerte el mundo a bocados y pisar fuerte.

No hay comentarios:

Publicar un comentario